La última granja de búfalos de Galicia resiste en Muíño-Zas

La Voz

CARBALLO

25 nov 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Los búfalos resisten en Zas. O, más correctamente, el que resiste es su dueño, Faustino Romero Grille. Este ganadero del lugar de As Abellas, en la parroquia de Muíño, decidió dar el salto productivo en el 2001 y adquirió diversos ejemplares procedentes de Italia, donde la leche de las hembras es muy apreciada por sus cualidades nutritivas y sobre todo para fabricar mozzarella, la de las pizzas. Fue una apuesta arriesgada, pero no solitaria, ya que otros emprendedores gallegos también optaron en aquellos años por importar estos animales y asentarlos en las praderas gallegas.

Pero aquellos eran años optimistas, y el paso del tiempo ha dejado a Faustino como el último granjero de búfalos, tras la venta de la enorme explotación de Boqueixón. Puede que quede algún caso aislado, como uno de Frades que tuvo dos ejemplares más como curiosidad que como fin lucrativo, pero no a este nivel. Por Muíño ya han pasado más de treinta bóvidos, de aspecto muy respetable ya desde sus primeros pasos, de cornamenta inquietante, curiosidad inmensa, extremadamente intuitivos y hasta cariñosos con aquellas personas a las que les une el roce y el alimento diario. El resto, sobre todo si hay crías por medio, es mejor que guarde una prudente distancia.

En el caso de As Abellas ya es así. Los animales, en la actualidad nueve hembras y un macho (van cambiando con el tiempo) pasan sus horas en una cuadra cerrada con un pequeño terreno medio abierto en su parte posterior, mirando a los prados. De vez en cuando, sobre todo en verano, los saca a pasar fuera, pero Faustino no es muy amigo de esta opción: los campos no se prestan, son muy húmedos y se encharcan en seguida entre lo que manan sus pequeñas fuentes y surcos y lo que llueve.

El destino de estos animales es la carne. La lecha también estaría bien, indica el propietario, pero no hay forma económica o práctica de que se la recojan. Y la carne sí se vende y se puede probar en varios restaurantes de la zona, donde ya hay numerosos clientes que esperan a que les avisen del paso de un animal por el matadero. «É brandiña, moi sá, suave e sabrosa, que pode comer calquera».

De este modo van acabando sus días, pero no todos. La hembra más veterana, casi una institución en la cuadra tiene cerca de trece años. El jovencito es el macho, de nombre Lucas , nada que ver con los más rotundos de Moro , el primero de la estirpe, o Morito , su vástago, que nació en el 2005 (fue el primer búfalo estrictamente natural de la Costa da Morte) y que ya es historia. Lucas tiene el privilegio de tener nombre, igual que la más veterana de las féminas, Linda. A las demás, Faustino se dirige por los números de sus crotales. Y los bichos lo olfatean y no le apartan la vista. Lo del olfato es tremendo: «Penso que é mellor que o dos cans de perdices». Por si fuese poco, son moi intuitivos e instintivos, «parece que o saben todo». Incluso cuando les llega su hora, «como se ventasen a morte».